• Según el último informe mundial sobre crisis alimentarias, Colombia es el país de la región con más personas en inseguridad alimentaria aguda. En total, 7,8 millones de personas necesitan asistencia alimentaria urgente.
• El conflicto armado, la inseguridad, los eventos climáticos extremos y la crisis económica son las principales causas del hambre en el país, según el informe.
• A pesar de la crisis, los Bancos de Alimentos alertan sobre un proyecto de ley que, de ser modificado, aumentaría el desperdicio de alimentos y, por tanto, el hambre en Colombia.

Según el reciente Informe Global sobre Crisis Alimentarias, en 2024 más de 295 millones de personas enfrentaron altos niveles de inseguridad alimentaria aguda en 53 de los 65 países evaluados. En Colombia, 7,8 millones de personas vivieron esta situación, siendo la cifra más
alta de la región. Además, el 30 % de la población colombiana se encontraba en Fase 2 – Estrés, lo que indica una vulnerabilidad significativa ante futuras crisis de hambre. Esta situación afectó tanto a población residente como a personas migrantes y refugiadas.

Los departamentos más afectados fueron: Arauca, Bolívar, Caquetá, Cauca, Cesar, Chocó, Córdoba, Guaviare, La Guajira, Magdalena, Nariño, Putumayo, Vaupés y Vichada.

El informe identificó como principales impulsores de la crisis alimentaria en el país los siguientes
factores:

● Conflicto e inseguridad: Colombia registró 7 millones de desplazados internos en 2024, la cifra más alta de la región. A nivel mundial, fue el tercer país con más desplazados internos, después de Sudán (11,6 millones) y Siria (7,4 millones).
● Crisis económica: Cerca del 40 % de la población vive en condición de pobreza. El país tiene el coeficiente de Gini más alto de América Latina (51,5 %), lo que refleja altos niveles de desigualdad, sumado al incremento de precios en alimentos y energía.
● Eventos climáticos extremos: En 2024, los desastres naturales afectaron a 2 millones de personas en Colombia. Al mismo tiempo, el fenómeno de El Niño provocó sequías prolongadas, reduciendo las siembras y disminuyendo el rendimiento de cultivos como el
maíz, especialmente en los departamentos de Meta y Tolima.

Paradójicamente, un proyecto de ley que busca combatir el hambre podría terminar generando el efecto contrario si se modifica. De ser alterado, limitaría la donación de alimentos, lo cual incrementaría el desperdicio y agravaría la crisis alimentaria que enfrenta el país.

Según Juan Carlos Buitrago, director de la red de Bancos de Alimentos de Colombia – ABACO:

“Desde hace varios años algunas organizaciones han tratado de prohibir la donación de alimentos industrializados en Colombia. Hasta el tercer debate, el Proyecto de Ley 474 de 2024 Cámara – 168 de 2023 Senado, en su artículo 8, incluía disposiciones que
dificultaban la donación de alimentos en el país. Esas disposiciones ya están corregidas y por eso, desde los Bancos de Alimentos de Colombia, invitamos de manera respetuosa a los honorables representantes a que apoyen la lucha contra el hambre priorizando y
aprobando esta ley sin modificaciones al texto propuesto para el cuarto debate: modificar el artículo 8 o crear un nuevo artículo que obstaculice la donación de alimentos es aumentar el desperdicio de alimentos y, por tanto, el hambre en Colombia”.

El proyecto de ley 474 de 2024 Cámara – 168 de 2023 Senado crea el fondo para la lucha contra el hambre, la inseguridad alimentaria y el desperdicio de alimentos, unifica los procedimientos para la donación de alimentos en poder del Estado, impone multas a las organizaciones que desperdicien
alimentos, ordena actualizar la política pública para la garantía progresiva del derecho a la alimentación y ordena actualizar cada cinco años la Encuesta Nacional de la Situación Nutricional ENSIN.

ABACO reitera la necesidad de avanzar con decisiones legislativas que protejan el derecho humano a la alimentación, fomenten la solidaridad de quienes pueden ayudar en esta causa y reduzcan el desperdicio de alimentos. El país no necesita más alimentos en la basura; necesita más alimentos en la mesa de quienes los necesitan, y más acciones que prevengan los impactos negativos de la desnutrición y la inseguridad alimentaria.