La generosidad de los ibaguereños brilló durante la reciente Semana Santa gracias a la campaña “Canasto de Semana Santa”, liderada por el Banco Arquidiocesano de Alimentos de Ibagué en articulación con las parroquias de la Arquidiócesis. Al cierre de la jornada, se logró recolectar un total de 2.600 Kilogramos de alimentos no perecederos, los cuales ya están siendo distribuidos entre familias en situación de vulnerabilidad, a las diferentes instituciones y comunidades beneficiarias del Banco.

Durante la semana santa, cada parroquia se convirtió en punto de encuentro solidario, donde los fieles respondieron con entusiasmo al llamado de donar desde el corazón. La campaña fue pensada como un gesto de reconciliación y entrega, inspirado en los valores cristianos que nos convocan a servir al prójimo. Granos, conservas, aceite, arroz, café y otros alimentos básicos fueron depositados en los canastos dispuestos en los templos.

La logística, acompañamiento pastoral y apoyo voluntario de las comunidades parroquiales fueron clave para el éxito de la jornada. A esto se sumó la implementación de códigos QR que permitieron recibir aportes desde distintos puntos de la ciudad. Con fe, compromiso y solidaridad, el amplió el alcance del proyecto solidario, reafirmo el apoyo de nuestra comunidad ibaguereña arquidiocesana.

El resultado de esta campaña es más que un número: representa la voluntad colectiva de transformar la realidad de cientos de hogares que hoy enfrentan dificultades alimentarias. Desde el Banco Arquidiocesano de Alimentos, expresamos nuestra profunda gratitud a todas las parroquias, sacerdotes, voluntarios y ciudadanos que hicieron posible este acto de amor y entrega en tiempos tan desafiantes.

La solidaridad no termina con la Semana Santa. Invitamos a todos los ibaguereños y tolimenses a seguir vinculándose a las acciones del Banco de Alimentos, ya sea a través de donaciones presenciales en sus parroquias o mediante aportes virtuales en www.bancodealimentosibague.org. Cada alimento donado es un gesto que alimenta no solo el cuerpo, sino también la esperanza.