En el asentamiento Milagro de Dios, más de 100 niños y niñas de la Fundación Sal y Luz participaron en una jornada integral de salud oral, organizada por el Banco de Alimentos de Ibagué en alianza con el Club Rotario. Durante el evento, los menores recibieron atención odontológica, kits de higiene oral y refrigerios, en una acción que combinó cuidado, prevención y acompañamiento.

La jornada inició con una bendición presidida por el padre José Ferney Quimbayo, director del Banco de Alimentos, quien subrayó la importancia de acercar la salud y el bienestar a las comunidades más vulnerables. “Estas acciones son necesarias para recordar que todos los niños, sin importar su condición, tienen derecho a ser atendidos y cuidados con dignidad”, señaló.

Los padres de familia también participaron en espacios de orientación psicosocial, donde se abordaron temas como el cuidado emocional en contextos de vulnerabilidad, la crianza afectiva y la importancia del autocuidado en el entorno familiar. Esta mirada integral refleja una apuesta por generar entornos protectores para la infancia.

La Fundación Sal y Luz, que atiende a cerca de 120 niños del asentamiento, ha sido clave en la transformación de esta comunidad. A pesar de las limitaciones del territorio, ha logrado consolidar procesos educativos, formativos y de acompañamiento espiritual, permitiendo que muchos menores accedan por primera vez a un espacio seguro de aprendizaje. El apoyo del Banco de Alimentos ha sido determinante para garantizar su alimentación diaria y fortalecer los programas que allí se desarrollan.

El programa Desayunos Saludables, liderado por el Banco de Alimentos, ha sido una herramienta clave para mitigar los efectos de la desnutrición infantil. A través de este programa, se entregan alimentos básicos diariamente, pero también se promueven hábitos de vida saludable, seguimiento médico y acciones educativas, generando un impacto más profundo y sostenido en el tiempo.

Durante la jornada, la presencia de la Policía Metropolitana de Ibagué con actividades recreativas y música en vivo aportó un componente de alegría, ayudando a recuperar algo tan esencial como el derecho al juego. Estos espacios, aunque simbólicos, contribuyen a reconstruir la autoestima y la confianza de niños que han crecido en entornos adversos.

El Banco de Alimentos de Ibagué continúa así consolidando un modelo de trabajo comunitario que articula salud, nutrición y desarrollo humano, apostando por una niñez protegida y con oportunidades. En territorios donde a menudo escasea lo esencial, cada esfuerzo coordinado se convierte en una acción silenciosa pero contundente frente a la inseguridad alimentaria.


Botón Flotante Botón