Miles de familias colombianas, en barrios, veredas y municipios, no saben si mañana tendrán algo para poner sobre la mesa. En medio de tantas necesidades, el Banco Arquidiocesano de Alimentos de Ibagué trabaja cada día para llevar esperanza en forma de alimento. Pero esta labor no se sostiene sola: necesita manos, corazones y tiempo. Necesita personas como tú.
Ser voluntario del Banco Arquidiocesano de Alimentos no es solo empacar mercados. Es ponerle rostro humano a la solidaridad. Es mirar a los ojos a una madre que vuelve a casa con algo para sus hijos. Es entender que mientras unos tiran comida, otros la esperan con fe. Por eso tu presencia, tu esfuerzo, tu compromiso puede marcar la diferencia real en la vida de otros.